HORAS JOANICAS - Isaías 58, 6-11 - 5/95 Desatar las correas del yugo, rechazar la violencia bajo todas sus formas... Puede ocurrir que una violencia penetre en mí y que eche raíces a mi pesar, en mis propias heridas interiores. Es como una tenaza que oprime el corazón, que desvirtùa mis relaciones con los demás. Rechazar la violencia significa poner mi confianza al comienzo de cada encuentro. Alimentar, vestir, alojar: es satisfacer las necesidades y los derechos elementales del ser humano. También lo es curar, educar, escuchar, dar empleo; en definitiva, desarrollar y reconocer en el otro a un ser humano que forma parte de mi "propia carne". Hacer que la vida resulte posible, apaciguar el sufrimiento, dar a la existencia su belleza y su sentido. Amar al otro como a tí mismo, sin alejarte de tu semejante. El profeta Isaías constata que es éso lo que permite una curación de su propia herida y lo que hace posible que resplandezca lo que hay en mí. ­Lo que parecía una exigencia ética resulta ante todo humanizante para mi! Así se prepara un camino a la gloria de Dios, a la luz de la resurrección, en definitiva, a la belleza de su amor, que es atención a todo lo relacionado con el ser humano y con el desarrollo de su capacidad creadora en el servicio. Dios cuenta con el corazón del hombre para manifestarse. ¿Cómo conseguir que mi vida sea una luz y un manantial, una referencia con la que otros pueden orientarse, un revelador de los dones y de las capacidades depositadas en cada uno? ¿De qué manera un encuentro, un compromiso con los demás ha transfigurado, sanado, ampliado algo en mi? [send a mail to listserv@rz.uni-karlsruhe.de with a line in the message body GET TAIZE-L INFO for more information about the Johannine Hours and the Taize Community.] file: /pub/resources/text/taize/espanola: jhs-9505.txt .